Es domingo al mediodía, el sol brilla, las calles están vacías y yo regreso a mi casa. Necesito una ducha, me alegra haberme ido anoche. De repente surgen de mi mp3 los latidos de una marcha y yo me un oa sus filas y empiezo a correr. Atravieso el aire, siento todo mi peso pasando de un pie al otro. Mi respiración. Estoy feliz. Los árboles pasan rápidamente sobre la pista que es un río de lava negra. Bajo el paso y me detengo, ya no tengo aliento. Se acaba la canción y me pregunto por qué he corrido. Llegué a casa.
Posteado por M.
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