Cuando oigo esta canción me acuerdo del verano en el que llegó a la playa un hombre con un globo de aire. Yo nunca había visto uno y me sorprendió verlo en toda su extensión y desinflado sobre la arena, luego hinchándose cada vez más con el calor que la llama le inyectaba. Algunos observaban el vuelo desde sus toallas, pero al chocar la canasta nuevamente con la arenase encontró con varios grupos de personas comentando el suceso. Aprovechando la distracción de mis papás, mi hermana y yo nos unimos al grupo de niños que rodeaba el globo nuevamente en reposo. Vamos, le dije a mi hermana y nos sumergimos debajo del globo. Entre la arena y la lona celeste nos arrastramos rápidamente. Estaba ansiosa por llegar al otro lado y cumplir el reto. El calor aumentaba. Sin importar hacia dónde me dirigiera, el globo seguía cubriéndome, me estaba engullendo. Pensé que nunca saldría, que se pondrían muy tristes. Luego, el cielo. Por fin salí y corrí al lado de mis papás.
-Quieres un helado?- me dijo mi papá.
Publicado por M.
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